martes, 29 de julio de 2008

SÓLO SE VIVE DOS VECES, EN OCASIONES, INCLUSO TRES




Lunes. La presentación, el éxito y un reencuentro.

El lunes, el lunes es ese día de la semana que fácilmente podríamos eliminar del mapa, creo que no sería una pérdida irremediable. Me levanto con mucho sueño y con la cabeza en ebullición de las miles de cosas que tengo que hacer. Antes de ir a la oficina hago unos trámites policiales, para que venga Diana a Madrid. Eso está bien, que venga, así Jesús la podrá ver mientras duerme en vivo y en directo, que lo del skype no está mal, pero es un pelín surrealista.
Llego a la oficina, tarde. Hay clase de inglés, pero tengo un lío tremendo, el jueves me voy a Ibiza y tengo que terminar mil cosas, decido que dos horas de clase de inglés, hoy, son inviables.
A las tres presento la locura Jamesboniana . Estoy tranquila, hemos hecho un trabajo impecable, el esfuerzo a merecido la pena, somos unos auténticos cracks. Se que suena pedante, pero no conozco a nadie capaz de marcarse un proyectazo así en tres días de puente. Si existe, por favor, se ponga en contacto conmigo, necesitamos gente así de lúcida y esclava.
Trescientos presupuestos y llamadas y ya son las dos y media del mediodía. Cojo mis bártulos y me voy a la guerra.
Llego puntual y me siento en el patio con Pati a fumar un pitillo, mientras le cuento la jugada, Pati es un amor, le gusta la idea. Minutos después se agregan a la reunión Almudena, Rober y otra chica que no se llama Aída, pero es el nombre que me sale, cuando pienso en ella.
Están contentos, les gusta, me gusta que les guste. Hacemos pequeños cambios, era de esperar, hay que reducir presupuesto y añadir ciertos detalles.
A punto de irme, me llama Marian, está sólo en la productora, tenemos que organizarnos las vacaciones. Me despido de los Comunicas y me marcho a DenkenPro a intentar clarificar, qué porras voy a hacer con mi vida estas vacaciones.
Consigo aparcar mi tractocarro enfrente de casa, ¡bien!. Subo a la productora, Marian está sólo, Pablo está en Marbella y Pato ni idea. Marian está guapísimo.
Con un mapa de Francia organiza el mes de agosto. Charlamos un rato, decido que no es mala idea irme con él a Barna, después de Ibiza, luego…¡quién sabe!, varios planes, todos buenos.
Ya son las seis y media de la tarde, tengo que hacer varias cosas en Jordán, pero he quedado y si me voy a la ofi, me voy a liar de mala manera.
Estoy en casa y hago un par de trámites internautas, ya son las siete y media, chico lindo tiene que estar al caer. Tregua literaria, chico lindo, que te he puesto a escurrir últimamente en el blog y es que me tenías con un cabreo de mil demonios. Supongo que me volverás a cabrear en breve, por eso, aprovecharé este maravilloso paréntesis, TOTAL.
Son las ocho y chico lindo está en el barrio, bajo y nos vamos a San Ildefonso a tomar unos tintos de verano. Diferentes momentos, pacíficos, no tan pacíficos, alguna que otra restregada de mierda y al final, pues eso, esas cosas que nos pasan, chico lindo.
Me quedo dormida a ratos, echaba ciertas cosas de menos, me gusta oír cerca tu respiración y es que te quiero mucho, a pesar de mí. No tenía esto en mente, chico lindo, a veces, me gustaría saber por qué me cuesta tanto separarme de ti. Es extraño, pero ya me parece raro no tenerte cerca. Entre sueños te abrazo y me gusta, me gusta mucho. Pienso en lo poco que queda de noche. Abro un ojo y me miras con esa cara que me pone nerviosa, que me hace olvidarme de todo lo malo, por un momento. Cierro los ojos fuerte, una vez más, hoy es mañana, empieza a amanecer y me doy cuenta de que me voy muchos días y que te voy a echar mucho de menos. Te vuelvo a abrazar y dejo de pensar, TOTAL, llevo meses pensando y no me ha servido para nada.

EL MAÑANA NUNCA MUERE, YA LO MATAMOS HOY.



Domingo. Guareciéndonos de la balasera



Ayer me fui a la cama medio empachada, y aunque me dormí rápido, lo hice un poco de mala leche, de hecho me peleé con Oli por una almohada, en fin…
Las chicas ya están haciendo café y me despierto con ganas de volver a la cama, se que hoy va a ser un día largo, largísimo. La casa ha quedado un poco hecha mierda con la fiesta chuletera, pero nos tenemos que ir, yo, al menos, me tenía que haber ido hace un par de horas.
Cojo el coche con celosía y Marta de copiloto, estoy un poco angustiada, es lo que tiene la resaca en combinación con el stress. Dejo a Marta en su casa con celosía incorporada y me voy a Jordán con Jesús, queda por hacer la presentación y que Quinqui nos pase los puñeteros bocetos…empiezo a estar hasta las pelotas.
Con el calor de mil infiernos que nos ha acompañado estos días, llego a Jordán.
Jesús, que es así de naif, tiene en la pantalla de su ordenador el skipe abierto y la imagen de su novia colombiana. Al principio pensé, que debía de estar hablando con ella, equivocación, el cachondo la tenía ahí y la observaba mientras dormía…sin duda muy tierno. Jesús últimamente está cachondísimo, ha hecho un auténtico retorno a la adolescencia y le sienta realmente bien, esto sumado a que habla como un pseudosudaca es realmente divertidísimo. No te enfades Jesús y guarécete de la balasera, porque todavía no he vendido todos los autos. Y es que no le podemos dejar que se vaya a hacer tanto las américas, que vuelve como si le hubieran sacado de una telenovela venezolana diciendo unos palabros jodidísimos.
Pues eso, con Diana en la pantalla sobando, nos ponemos a terminar el presupuesto. Tras varias cábalas conseguimos ajustar el disparate…joder, con ese dinero me compro la casa de mis sueños en Justiniano, en fin.
Quinqui no nos ha mandado nada todavía y son casi las seis de la tarde. Jesús está con Diana, que ha amanecido y haciendo la presentación en el Mac. Yo he sido incapaz, entre el ratoncito de mierda ese y las ventanas que se cierran y se abren sin razón aparente, decido que lo haga Jesús y yo le ayudo mirando.
Quinqui manda el store, merece la pena la espera, está realmente genial.
Se va haciendo tarde y más tarde, Jesús se tiene que ir, me quedo en Jordán observando como se imprimen lentamente las copias de la presentación, la impresora se lo toma con calma, obviamente no debe de estar tan hasta las narices como yo, que son las once y no veo el puñetero momento de ir a mi casa. Y como no podía ser de otra forma, a eso de las once y media se atasca la impresora, lenta y cabrona, que poca consideración conmigo la máquina infernal. Menos mal que se habían impreso copias suficientes.
Con sueño, cabreo y algo de hambre, me voy a encuadernar las presentaciones al workcenter. El worcenter, un sitio barato, 30 € por encuadernar 5 copias. Arggggggggg.
Llego al barrio, no me lo puedo creer, no hay sitio para aparcar, quién coño es toda esa gente??, es que nadie se va de vacaciones en mi puto barrio?? Doy un par de vueltas entre cabreada, alucinada, hambrienta y soñolienta, al final, consigo meter mi pequeño autobús en un hueco relativamente cercano a mi casa.
Subo a casa, está un poco desastrosa, pero no importa, estoy en casa, en mi sillón. Se me ha quitado el hambre, me tumbo y enchufo la tele. Tengo un par de llamadas en el móvil, que no se de quién son, ni me importa a estas alturas de la noche.
Me quedo frita en mi sillón con la luz y la tele encendida, ¡qué placer!
A eso de las cinco de la madrugada repto a mi cama.

domingo, 27 de julio de 2008

EL MUNDO NUNCA FUE SUFICIENTE...O SI.




Sábado. La barbacoa, la reunión y otras cosas del montón.

Una mañana más y seguimos en este embolado. El olor del café y la voz de Oli interrumpen mi corto y poco reparador sueño. Bajo las escaleras y los chicos están demasiado activos para mí. Me tomo un café y enciendo el ordenador. Empiezan las llamadas, parece que Ignacio empieza a tener los números más claros...menos mal, la verdad, es que no confiaba mucho en su eficacia laboral.
Jesús nos abandona, todavía hay cosas que hacer, entre otras, un dibujo de la planta de las Ventas con la distribución de rodaje. Yo me pongo con las últimas revisiones de guión y llamo a Rubén para presionarle con el presupuesto de diseño que, obviamente, todavía no tiene muy claro.
Tras un par de horas de enajenación laboral, Oli me saca del trance y me da de comer.
Esta noche organizamos barbacoa en los Hamptons. Llamamos a los cuevas. Están metidos en una esquizofrénica excursión por los centros comerciales de la periferia en busca de mobiliario para la terraza de su casa...deben de haber perdido la cabeza, fuera del paraíso de aire acondicionado debe de haber aproximadamente 18.000 ºC.
Estamos hechas un asco, yo llevo sin ducharme desde ayer, Oli idem, decidimos salir del estado mugriento con sendas duchas.
Tenemos que comprar el contenido barbacoiano, me da mucha pereza, hace mucho calor fuera del pequeño paraíso. Los cuevas están cerca y quedamos con ellos para embarcarnos en un viaje lleno de glamour al centro comercial Rivas Futura. La imagen dulce de los Hamptons ripenses se evapora conmigo en los 85ºC de mi coche.
No os cuento el episodio carrefour, fue como siempre, un coñazo.
Con comida y bebida para trescientos, una celosía y mucho calor, volvemos a nuestro paraíso. Ya está atardeciendo.
El presupuesto está prácticamente terminado y Jesús ha traído el dibujito de la plaza. Empieza a desestresarme el momento James Bond, decido abrir una botella de Lambrusco y bebérmela. Que fresquito.
Jako, Antonio, José y Elena están de camino tras varios conflictos de transporte. Jako tenía que proponerme un negocio, pero en estos momentos sólo puedo pensar en beber más Lambrusco.
Viene también Rober, que majo Rober, que gacioso coño!
Ya es de noche y empezamos a preparar la barbacoa, bueno, miento, Oli agobiada perdida en su papel de super anfitriona lohagotodomuyrápidoconcaradetarada, se encarga de absolutamente todo, yo, estoy demasiado pedo como para pelearme e intentar ayudarla en su locura marujil transitoria.
De repente, llamada del ex, qué pereza!, con lo a gustito que estaba, que coño quiere??, en fin, estoy tan pedo que decido que si tengo que hablar con él, mejor dopada. No es muy horrible, supongo que porque ya me importa un pimiento lo que tenga que contarme. Tras este paréntesis de la zona oscura, sigo con el lambrusco y la buena compañía.
Al rato aparecen los que faltaban y alguno más que no esperábamos. Jako, como siempre, nos hace su despliegue cómico, de acompañante en el espectáculo, su colega Antonio…dos craks, si señor.
Varios sketches, rones y chuletas después, Jako nos cita en el salón a “unos cuantos privilegiados” a una reunión para proponernos un magnífico negocio.
Como portavoz, Elena, una chica Mexicana muy dulce colega de Jako.
Sentada en el salón con cuaderno, boli y una cogorza de campeonato, hago mil esfuerzos para mantenerme concentrada en la misteriosa propuesta.
Una hora después y con el asombro de los presentes, tras una charla totalmente psicodélica sobre sistemas piramidales, multiniveles empresariales y promesas de dinero fácil, volvemos a la fiesta escépticos y alucinados con el episodio extraterrestre. A mí, me cuesta bastante salir del coma post reunión, pero tras un esfuerzo y la ayuda del ron, consigo olvidar tan traumática experiencia y seguir con la fiesta.
Son las cinco y media de la madrugada, estoy agotada, resacosa de Bond, multiniveles y productos milagrosos y para colmo, tengo un dolor de barriga infernal por la cantidad de alcohol y carne que he ingerido…la hostia.
Menos mal que decido irme a dormir. Espero que mañana terminemos con Bond, si no Bond va a terminar conmigo.


sábado, 26 de julio de 2008

QUANTUM OF SOLACE Y LA ESCENA DEFINITIVA


Viernes. La Huída a los Hamptoms Ripenses


Madrid es un infierno. De buena mañanita George, que está estresado con su corto, la iluminación, el viaje y mil vainas. Solucionamos viaje y algún detalle más, poco importante.
Entre el teléfono y otras historias se me ha hecho tarde, Jesús me llama para ver donde coño me meto, ya está con Ignacio reunido. Me pongo lo primero que pillo y sin ducharme me voy a toda leche a encontrarme con ellos. Menudo desastre.
Madrid está desierto, no queda un alma, no me extraña, se está fatal, realmente mal.
En el Gambrinus están los chicos, también está Gloria, no tengo ni idea de quién es, pero supongo que es el polvo de nuestro colega Ignacio.
No tenemos mucho tiempo, nos vamos a Jordán a perfilar un poco el presupuesto. Ignacio se va en pocas horas, todavía quedan mil cosas por hacer.
Llamo a Oli, quiero huir de aquí, quedamos para comer. Ir a Rivas siempre me da una pereza terrible, hoy todo cambia, recuerdo el capítulo de Sexo en N.Y cuando las chicas huyen de Manhattan, un verano infernal, y se van a pasar un fin de semana a los Hamptoms.
Decido que Rivas va a ser mis Hamptoms particular.
Le propongo a Jesús cambiar de escenario y huir de Madrid a mis Hamptons ripenses. Piscina, jardincito, aire acondicionado y wifi.
Todavía tenemos que escribir el guión, creo que el cambio será inspirador.
Estamos en Rivas, que paz. Ensalada de pasta, unos tintos de verano y varias conversaciones de sobremesa bastante profundas después, nos dejan cao. Nos tumbamos en el sillón, tampoco hay que forzar la máquina. Mentira. No puedo parar de darle vueltas al guión. Me enchufo el portátil y me zampo todos los trailers de James Bond, necesito inspirarme, visualizar nuestra acción principal. Parimos varias ideas y nos vamos acercando a algo posible. Cogemos el coche y vamos en busca de películas de James Bond, está todo cerrado, misión fallida.
De vuelta al paraíso, decidimos ponernos a escribir. Empieza Jesús, pero en seguida se despista y se pone a jugar a los dardos con Oli. Entro en trance y me pongo a escribir.
Varios episodios de dardos y cubatas después, ya es de noche, pero el guión está terminado. Se lo leo a los chicos, nos gusta, salvamos documento y se lo mandamos a Quinqui para que se ponga a bocetar como loco.
Por hoy suficiente. Me acuerdo de mi chico telefónico, pero ya he agotado por hoy mi inspiración literaria, me tomo otro cubata y decido que ya le llamo mañana.
Nos tumbamos en el sillón comatosos, es tarde. Jesús se retira, Oli y yo nos quedamos viendo Aida en Paramount Comedy, me quedo frita.
Camino a la cama, a eso de las dos y media de madrugada nos despejamos y nos quedamos rajando hasta las cinco. Me recuerda a los viejos tiempos, me gusta, lo echaba de menos. Ya no puedo dormirme, de psicópata empiezo a leerme el guión de Mataharis, de Iciar Boyain, al final debí de quedarme dormida, recuerdo un par de sueños geniales. Hoy empieza a ser mañana.

007 Y UNA PLAZA DE TOROS



Jueves. Encuentros en el tendido cero.

Jueves por la mañana, vamos a recoger a Ignacio a Atocha, se retrasa, Jesús me comenta que este tal Ignacio ha perdido el móvil...empezamos bien la mañana, 1 hora después, sin noticias de nuestro director especialista, nos llama y nos comenta que está en Chamartín, joder....
Doscientos millones de grados, viajecito a Chamartín, recogida de Ignacio y excursión a la plaza de la Ventas con toda la solana del mediodía.
Tras varias conversaciones con el de seguridad de la plaza y tras esquivar a varios japoneses que aguardaban impacientes el comienzo de su tour, entramos con el sr Ángel al ruedo.
Jesús e Ignacio se empiezan a hacer pajas mentales sobre la posible acción, hablan de un intercambio de rehenes en medio de un desierto...yo les miro y les dejo hacer.
Me doy una vuelta, miro alrededor, ya se lo que va a pasar.
Se lo cuento a los chicos, que estaban planificando una verdadera guerra militar. Tampoco les dejo mucha opción, lo visualizo todo perfectamente, entre los tres creamos un entorno más ad-hoc, sí Jesús, más ad-hoc, totalmente ad-hoc.
Tengo la cabeza como un huevo frito, las Ventas en julio a la 1 del mediodía es una tortura. Un grupo de valientes turistas entran en el ruedo con su carita ilusionada y sus camaritas de fotos digitales último modelo. ¡Qué huevos!, les cobran 6 € por dar una vuelta al ruedo y coger varios capotes y muletas viejas, encima, el final del tour es una parada obligada en la tienda de souvenirs donde, fijo, les roban unos cuantos euros más.
Con las ideas un poco más claras, decidimos ir a tomar unas cañas y asentar conceptos de una forma menos cruenta.
Nuestro partner es un poco desastroso, sin móvil, sin pasta, nos toca darle cobertura total, pero Jesús me asegura que es el mejor, me quedo un poco más tranquila aunque tampoco demasiado.
Tras una comida rápida nos vamos a la ofi de Jordán.
Tras mil dibujos, trescientas millones de llamadas, y grandes dosis de stress, empezamos a ver claras las cosas.
Llamo a Rubén para que nos haga el diseño de decorados, nos reunimos con él, quedamos en vernos el sábado para números.
Jesús llama a un tal Quinqui para que nos haga el story, en fin, el nombre no me provoca grandes dosis de confianza, pero no creo que pueda ser más naif que nuestro director de especialistas.
Ignacio se va al hotel para hacer números y descansar un poco, Jesús y yo quedamos con Quinqui para brifearlo y que se ponga a dibujar como un loco.
Entre tanto el ex me llama y manda sms bastante absurdos, con el lío que tengo...lo último que necesito es una tocada de huevos del colega, cuelgo y borro los mensajes, me interesa una mierda lo que tenga que contarme, ayer ya me contó más de lo que quería saber.
El guapísimo me llama, ¡mierda!, se me había vuelto a olvidar, con lo bueno que está y lo majísimo que es...me propone un plan genial, me apetece, quedamos.
Nos vamos con Quinqui a la plaza de Olavide, le contamos la movida, le gusta y accede a hacer lo que pueda, no hay tiempo para grandes historias.
Cuatro tintos de verano después, me despido de Jesús y me voy a casa. Empiezo a pensar en mi cita, qué pereza más grande, me siento en el sillón y me quedo frita. Me despierta el teléfono a las dos de la madrugada, es el guapísimo...le explico, entiende, le digo que le llamo...algún día de estos. Veo un par de sms más, son del chico telefónico, demasiado en mi estado catatónico, me acabo de acordar que no los he contestado, soy una rancia.

ÉRAMOS POCOS Y PARIMOS AL BRITÁNICO


Miércoles. Reunión y empieza la odisea.

Tenemos que montar en 4 días la última escena de James Bond, ubicación compleja, plató...que realmente no me apetece nada, o plaza de las Ventas, que sí, me encaja, me gusta, nos da más posibilidades.
Hemos salido de la reunión y llega el momento de inventarnos que coño pasa en esa última escena. Jesús es como una olla exprés, ya está organizando nuestro viaje a Alicante para reunirnos con los especialistas de cine, con los directores de arte, todo, hace mucho calor, yo, estoy lenta, espesa.
Nos vamos hacia casa, estoy un poco volada, tenemos que armar la de Dios, mañana empieza el puente de Santiago, cómo pelotas lo vamos a hacer??...no hay tiempo. Me voy a casa, nos dividimos llamadas, es tarde.
Irme a Alicante me apetece un carajo, hablo con mi ex, que está de vacaciones al lado, resulta una cagada de mil demonios, me quedo más espesa, si cabe. Me fumo mil pitis, empiezo a clarificar algo entre este caos, decido que ir a Alicante no es tan necesario, es más fácil traernos a los especialistas a Madrid, nos iremos a las Ventas e in situ crearemos la acción...esta idea me relaja.
Hablo con Jesús y en una coordinación de producción brillante organizamos a nuestro especialista un viaje a Madrid.
Tengo una cita con un guapísimo, se me había olvidado entre tanta locura, miro el móvil, mierda, tengo tres llamadas suyas...no me apetece un carajo, estoy agotada...menuda forma de empezar las vacaciones, decido quedarme en casa, pospongo para el jueves la cita con sms bastante impersonal.
Me cojo el portátil, intento empezar a perfilar algo, Jesús está guionizando, presupuestando, menos mal que compensa esta desidia mía.

viernes, 25 de julio de 2008

LA DESPEDIDA




Vamos a irnos al lugar de los mutismos consentidos, de las ignorancias premeditadas, de los mensajes en una botella, un lugar donde se oye el viento.

Veo el mar desde mis sueños, por primera vez en muchas semanas, veo paz entre mil guerras y tu imagen dibujada en la arena se destruye entre las olas.

Lugares pasados se vuelven presentes y un poco de miedo me recorre el cuerpo, decisiones complicadas desde algún acantilado conocido golpean mi cabeza. Miro al cielo, hoy está más azul que nunca, pienso en ello mientras camino en el límite entre lo real y lo onírico, entonces, un sonido, un faro intermitente, un barco y la distancia se hace infinita.

Miro al horizonte, estoy buscando algo, giro mi cabeza y palabras de ayer me recuerdan que puedo ser libre, vuelvo a mirar hacia adelante. Me embarco en una travesía sin retorno, no tiene sentido regresar a ninguna parte, ya no quedan montañas, un gran océano rodea mi cuerpo y el olor a sal me transporta a la felicidad de algo que tuve siempre, a algo que quizá nunca debí perder.


Te voy a regalar mi silencio, es lo más bonito que tengo, pues ya sabes que nunca callo.

martes, 22 de julio de 2008

EL MANICÓSMICO





Lúgubre, oscuro, irracional. Alguien me inscribe y me meto dentro. Espiral de incongruencias y algo de felicidad sintética.
Qué fácil entrar, que complicado huir.
Creo que salgo, que estoy saliendo y una voz me recuerda lo mucho que me equivocaba.
Un viaje inconcluso vuelve a mi mente y pretende hacerse real, escapo de esa idea, no la quiero.
Lugar extraño lleno de intenciones, de te quieros y te odios, de te cojo, te dejo, manipulación lobotómica de amor poco sano.
Una carta de visita parpadea en mi móvil, no quiero leerla, pero lo hago. Marco un número, se que estarás tranquilo, sedado, e intento tener una conversación con lo poco que queda de un absurdo inacabado.
No entiendo tus palabras, volvemos a los irracionales, a cosas que se y que nadie va a volver a revelarme.
Intentas una vez más arreglar el pasado, es tarde.
Veo tu halo de locura envolvente, tus ojos raros, tu sonrisa inclinada, la frialdad, y un escalofrío me deja sin respiración, una vez más.
Sigo andando por la silente acera que recorrimos un día, a lo lejos tu voz, lejos, muy lejos, te intuyo, imagino la terrible realidad que habita en tu mente, en tu manicomio particular y empiezo a andar más rápido, estoy corriendo, ya no te oigo, no voy a escucharte.

UN MINUTO




Un minuto para amarte, un minuto para gritarte, un minuto para decirte lo que nunca dije, lo que callé, lo que lloré, lo que quise, lo que odié, lo que pasa, lo que deja de pasar cuando no pasa, un minuto para esperarte, para desesperarte, para romperte, para pegarte; un minuto para verte, para enamorarme, enamorarte, besarte, abrazarte, desnudarte, follarte, un minuto, un suspiro, un jadeo. Un minuto.

lunes, 14 de julio de 2008

SE ACABÓ



He estado mirando en la ventana del pasado para entender, una vez más, cuando todo se volvió absurdo y peligroso. Intento saber quién soy, dónde estoy en medio de esta locura.
He leído, he leído mucho y empiezo a entender las cosas. Como una brisa de aire fresco, la verdad viene a mí, en forma de mensajes de móvil, e-mails, palabras. Todo empieza a cobrar sentido. Oigo el viento desde más allá de ninguna parte y respiro hondo, cierro los ojos y comprendo, vuelvo a saber cual es mi lugar en el mundo, mi mundo, sonrío. Me percato de la realidad de ti, de toda y siento pena. Los sentimientos que me ahogaban el alma, salen por mi boca, en un grito imperceptible, pero estridente y una sensación de libertad me mece en una melodía conocida.
Me doy cuenta de lo equivocada que estaba, maravilloso autoengaño, ¿cómo pude?, aún no logro entenderlo.
Empieza el verano y un sueño aparcado en el pasado se hace presente. Abro mi mente y visualizo la magia, la roca, el futuro y no estás en él. Hago un esfuerzo por llorar, pero no puedo, hago un esfuerzo por convencerme de que esto no esta pasando, por dar marcha atrás, pero es tarde, se ha acabado.
Una vez más la felicidad como estrella invitada, una vez más la novedad como opción de la mañana y finalmente, la seguridad de que aún debo de encontrar el tesoro que me pertenece, se que está en alguna parte y se, lo tengo claro, que no está junto a ti.

LOS ROLES FEMENINOS


A estas alturas del partido, todos hemos tenido alguna relación. Algunas mejores, otras peores, pero, en definitiva, relaciones. Cuando comienzas una nueva relación, de alguna forma, siempre quedan estigmas de las anteriores, y de forma más concreta, de la inmediatamente anterior. Algunas veces esas marcas son mentales, otras físicas...porque... ¿quién coño te mandó ponerte el pelo de esa forma? o, ¿desde cuando te gusta tanto el fútbol? ¿No te daban miedo las alturas?, ¿Por qué haces parapente?. El amor, es así, nos transforma en criaturas realmente sorprendentes. Ese cambio es como una especie de planta trepadora, al principio, parece preciosa, es maravilloso verla crecer por la pared de tu terraza, y de repente, de repente un día la pared está podrida y ¡zas!, se derrumba y se hace arena.
Esta es una historia sobre los roles femeninos, no es que los hombres no sigan estos roles, en algunos casos también, pero indudablemente, somos diferentes y en algunos casos, esta diferencia es, simplemente, genial.

CAPÍTULO 1. EL MOMENTO EN QUE DEJAS DE SER TÚ, PARA SER NOSOTROS.

Para mí, ese momento, ese momento es el más cursi y jodido de toda relación. Es ese instante en que te ves diciendo a tus colegas cosas como:
"No, es que a nosotros no nos gustan las películas de acción"
"No, es que a nosotros no nos gustan los productos precocinados"
Y así podría seguir hasta el infinito, pero sería demasiado bochornoso, con un par de ejemplos, creo que es más que suficiente.
Es el principio, todo es maravilloso, es una espiral llena de color...
La compra, la compra es un cúmulo de frases del tipo, "voy a comprar leche entera, que le gusta a mi cari", tú hace tres años que no bebes leche, " A mi gordito le encanta el cerdo empanado", pues nada, dos kilos para el carro, da igual que seas vegetariana, no importa, no importa nada.
Entonces tu dieta se convierte en cerdo empanado, huevos fritos, patatas, aceitunas, cerveza y grandes dosis de bollería industrial, es el amor.
Otro momento bastante interesante es en el que decides, porque en un 99% de los casos esas cosas sólo las decidimos las mujeres, que no puedes hacer nada sin tu apéndice "media naranja", se acabaron las noches con tus colegas en casa viendo películas de comedia romántica jodidas, las llamadas a media noche de la amiga con problemas, esas noches con tu amigo del alma en casa hablando de lo mismo de siempre, esa noche con tu amiga del alma con la que te emborrachas y lloras por gilipolleces, bueno, un sin fin de cosas, que dejas de hacer porque, obviamente, son incompatibles con tu "otro yo". Te vuelves, básicamente, imbécil y empiezas a hacer cosas extrañas como cocinar toda una tarde, invitar a los colegas de tu novio a ver el fútbol a casa, ver películas de Jackie Chang, lo de Jackie Chang, a mí personalmente, me dejó bastante traumatizada...concretando, horrible.
La experiencia dicen que es un grado, no lo dudo, yo particularmente si sirve de consejo, opto por la pareja como equipo. ¿Dejar de hacer todo lo que te hacía ser tu misma?, no, error garrafal, es uno de los errores de pareja más comunes y que creo que todos en algún momento de enajenación mental cometemos. Es maravilloso tener parcelas exentas de "nos", además en este momento que vivimos en los que el compromiso es una especie de enfermedad del que la mayoría huímos, es importante mantener nuestra personalidad, nuestra esencia, porque cuando las cosas se acaban, y salvo excepciones maravillosas y extrañas, se acaban, no estaremos meses intentando encontrarnos a nosotros mismos, una vez más. Conozco a muchísimas personas, que cuando terminan una relación, se quedan como zombis, vagando por el mundo sin saber quienes son y a dónde van y es que llevan tanto tiempo siendo nos, que en el camino se olvidaron que ser uno mismo es genial. Creo que el amor no es renunciar, es compartir, es crecer en un flujo bidireccional de experiencias cojonudas y si se termina, nos quedaremos con todo eso que aprendimos y seguro que nos dará resortes para enfrentarnos al mundo con nuevas perspectivas. Bueno, es solo una opinión personal.

Para mi querida amiga Fátima, para que encuentre el tesoro que le pertenece.

domingo, 13 de julio de 2008

AMOR


El destino es algo que me gusta, reincidiendo pues en él, esta pequeña historia.

El viaje de vuelta de Valencia, fue un viaje infernal. Con el pecho morado y la decepción en la maleta, volví una vez más a la fría calidez de mi apartamento de la calle Campoamor. Con la libertad como estrella invitada, me sumergí en unos meses de trabajo agotador y satisfacciones intermitentes.
Una noche, tras una fiesta muy cinematográfica conocí a la persona que marcaría, de alguna manera, mi destino de los meses siguientes. Tras un par de episodios bastante lamentables de desconexión emocional, llegó el día en cuestión.
Ese sábado, Pati, me invitó a una comida con sus antiguos compañeros del diario As. No es que me pareciera el mejor plan del mundo, pero me venía bien dispersarme un poco y, para variar, dejar de trabajar un fin de semana. La comida fue estupenda, igual que las miles de copas que nos tomamos después.
Tras las mil copas post comilona, propuse a los supervivientes que nos fuéramos a visitar a mi colega Marian y nos tomaramos unos mojitos en el local donde trabajaba. Entre los antiguos compañeros de Pati, estaba, por suerte, mi desconexión emocional. No es que me planteara, en ningún momento, que mi chico "desconexión" se podría convertir en algo más, pero
mil mojitos después, mi conocido de la noche cinematográfica, tuvo un par de detalles bastante desagradables, y benditos fueron, porque si no, creo que no nos habríamos encontrado.
Cabreada y borracha, me acordé que ese día abrían el garaje, un local inmundo en la plaza de los Mostenses que los últimos sábados de cada mes pinchan una música acojonante, y me acordé, que mis colegas iban a ir.
Lanzada a las calles con mi pedo descomunal, llamé a Marta y a Miguel, para que me rescataran de una noche que se volvía, cada vez, más terrible. Les llamé infinitas veces, pero no me cogían, entonces recordé que, antes de ir al garaje, tenían un cumpleaños en la plaza del Conde Suchil. No sabía exactamente donde era el cumpleaños, pero mientras vagaba borracha por las calles de Madrid, seguí llamándoles, pensando que en algún momento oirían mi grito de auxilio. Un tiempo después, no lo recuerdo bien, vino a mi cabeza un amigo de Marta y de Miguel, Cosme, joder Cosme, menudo tipo, Marta y Miguel me habían contado mil historias de él. Era un tío, realmente peculiar, uno de esos que no se te olvidan. No es que hubiera coincidido muchas veces con él, pero las veces que sí, siempre me pareció un tío estupendo.
Cuando Marta y Miguel me contaban cosas sobre su vida, en cierta manera, me recordaba bastante a mí, era un tío muy independiente, de esos que nos les da miedo hacer lo que le sale de las pelotas. Mientras me acordaba de él, me vino a la cabeza un día en particular. Una noche que acabamos Marta, Oli y yo, en un bar bastante jodido de la calle Hernán Cortés, "El Hernán Cortés", un local de decoración pseudohawaiana frecuentado por personajes bastante peculiares. Cuando entramos en el Hernán Cortés, allí estaba él, Cosme, con varios colegas. Con Cosme siempre tuve una sensación bastante extraña de proximidad, era como si le conociera de toda la vida, supongo que influía que Marta y Miguel me habían contado muchas cosas de él y, sin querer, eso me hacía sentirle cercano. Me alegré de verle. Varias copas después, un par de bailes con un medicucho bastante arrogante y el espectáculo excepcional de un antiguo cantante brasileño, recuerdo que me acerqué a Cosme y le dije que me caía realmente bien, le dí un beso en la boca y le dije, " Algún día estaremos juntos", en este punto, debo de decir que creo que lo dije en voz alta pero, en fin, puede que no, lo que se es que lo pensé.
Bueno, después de este inciso, importante, seguimos con la historia. Vagando por las calles borracha, me acordé de Cosme, también recordé que Marta y Miguel me habían comentado que Cosme estaría en Conde Suchil, miré mi móvil y Zás! allí estaba su número. Marqué sin ninguna esperanza de que me oyera, pero sí, allí estaba él, el salvador de mi noche. Me cogí un taxi y me fui hasta donde él me indicó, cuando salí del taxi, allí estaba él, esperando a recoger mis escombros alcohólicos y vagabundos. De repente, algo extraño pasó, y le ví, le ví de una forma como nunca le había visto, no se si fue el alcohol, el cristal o todo lo demás, pero allí estaba yo, mirando a Cosme como si nunca le hubiera visto.
Cuando entramos en el local de Suchil, una sensación de tranquilidad transformó mi noche de terrible a maravillosa, allí estaban Marta y Miguel, que genial es cuando estás con tus amigos, a salvo. Un par de copas después y con el aturdimiento de ver a Cosme tan increíble, decidí decírselo, decirle lo guapo y estupendo que le veía. No es que antes no le viera un tío guapetón, pero nunca estuvo en mi canon de belleza, aunque esas cosas, como veréis, son una auténtica gilipollez.
No se exactamente como pasó, pero pasó y cuando estaba en el garaje a su lado, solo pensaba en las ganas que tenía de darle un beso, de abrazarle, joder que rara me sentía. Y así fue, me subí a un escalón, le abracé y le di un beso, y dos, tres, mil. Marta y Miguel estaban alucinados, de hecho, me pegaron varias veces en el brazo, porque pensaban que estaba borracha y no sabía lo que hacía, qué equivocados estaban, no solo sabía lo que hacía, sino que además fue lo mejor que he hecho en mi vida, con diferencia.
Entonces me acordé del Hernán Cortés, de él, del brasileño y de la frase que le dije, que me dije.
Y es que hay cosas, que sencillamente, tienen que pasar.
Quedamos varias veces, todas de una forma bastante despegada, yo salía de una relación bastante jodida y Cosme, bueno Cosme, es Cosme, independiente y a su bola. Pero algo pasó, de repente, quería verle más y más y cuando no estaba le echaba de menos, fue sin darme cuenta.
Al principio quedábamos y hablábamos, hablábamos y bebíamos durante horas, nos moríamos de la risa, era estupendo. No era como una relación seria, pero allí estábamos, de alguna forma, sin darnos mucha cuenta, estábamos juntos.
Un par de meses después, no se muy bien porqué, o sí, las cosas empezaron a torcerse y nos metimos en un juego muy raro, un juego raro y dañino.
Varios meses de estratégias estúpidas, y bastantes cagadas por mi parte y por la suya, recuerdo que tuvimos una conversación; fue tras un viaje a Barcelona, en el que yo, para variar la jodí profundamente. La verdad es que estaba cagada de miedo, le veía tan cerca que me asusté y decidí que lo mejor era huir, y es que a veces el cerebro humano hace unas gilipolleces alucinantes. A lo que iba, volví de Barcelona y tuvimos una conversación, y fue en ese preciso momento, cuando me di cuenta que le quería, en el momento que, quizá, le empecé a perder para siempre. Y es que ,ya, era demasiado tarde. En los meses siguientes, consciente de todo, creí que quizá no era demasiado tarde, que ciertamente, le había hecho pasar cosas muy jodidas, pero también pensé que podría perdonarme. Es verdad, que yo nunca le mentí de mi situación, desde el principio, le conté donde estaba y lo que me sucedía, realmente, le contaba todo, a lo mejor ese fue mi error.
Los dos éramos conscientes que no era fácil, que muchas cosas malas habían pasado, pero creo que nos queríamos por encima de ellas. Cuando algo malo pasaba e intentábamos separarnos, no nos compensaba, era mejor olvidar las cosas chungas que dejar de vernos.
Pero yo soy como soy y sin mala intención, a veces hacía daño a Cosme con mi forma de ser. Nunca fue intencionado, es más, creo que las cosas que nos pasaron al principio, nos perseguían y hacían que cosas normales se volvieran episodios terribles. Él veía cosas, donde no las había, tampoco le culpo, no culpo a nadie.
Y así pasó, el nunca entendió que le quería de verdad.
Se que nadie daba un duro por nosotros, supongo que todos tenían razón, supongo que como espectadores veían clara la realidad.
A veces pienso en qué hubiera pasado si esa tarde no me hubiera enfadado y largado del garito de Marian, y se me estruja el corazón al pensar lo frágil que es la realidad y pienso en el destino, ese destino que me hizo salir a la calle y llamarle y me siento afortunada, porque gracias al tipo que me hizo cabrearme, yo pude dar un paso adelante y darme cuenta, que podía querer una vez más. Y aunque se que con Cosme no será posible, no puedo dejar de sentirme afortunada, no me importa decirlo, porque en el fondo, es maravilloso.

Gracias Víctor, porque tu cagada me hizo encontrar el camino. ¿Quién dijo que una cagada no podía ser tan maravillosa?

Para aquel que ocupó mis sueños.

ENTIENDO...O NO


No es que siempre tengamos que entender todo...pero en la medida de lo posible, hay que intentarlo.
Allá van reflexiones en voz alta, algunas cosas que entiendo y otras que desgraciadamente jamás entenderé.
CAPÍTULO 1. UNA MUJER ALTRUISTA.´
Esta es una historia sobre los que dan sin querer recibir nada a cambio, a pesar de que eso, quizá, sea demasiado complicado de entender, a veces, para aquellos que, lamentablemente, piensan que todo siempre se hace por algo y para algo.
Regina no era una persona excepcional, incluso a veces era más imperfecta de lo que quisiera. Vivía en un barrio céntrico de Madrid en un pequeño apartamento, en el que se echaba de menos la luz, a pesar de ser luminoso y el silencio, a pesar de ser bastante silencioso.
Hacía unos meses que mantenía una relación con un chaval de su barrio de la infancia. No era una historia de amor como ella hubiera querido, de hecho, a veces, no entendía realmente que le había hecho enamorarse de Carlos pero, por alguna extraña razón, se sentía realmente bien con él y, a pesar de que los inicios fueron complicados, había llegado a un equilibrio realmente maravilloso...o por lo menos eso creía.
Carlos estudiaba arte dramático en una pequeña escuela municipal, cerca de la casa de Regina. El curso estaba terminando y para la fiesta de clausura, cada uno de los alumnos tenía que llevar algo de comer. Carlos siempre se jactaba de que no cocinaba mal, es más, siempre hablaba sobre los ricos arroces que hacía, aunque Regina nunca los había probado. Una vez Carlos le hizo la cena, preparó chuletones y setas a la plancha y le salieron bastante bien, es verdad que tampoco tenía mucha complicación pero, Regina sabía valorar ese tipo de detalles. En fin, gastronomías aparte, Carlos tenía que llevar algo preparado por él a la fiesta de clausura y, como él es así, dijo a sus compañeros que llevaría una empanada, ¿una empanada?...valiente Carlos. Sabía que se había pasado un poco con la propuesta y decidió que, cabía la posibilidad de que Regina le preparara la empanada y así se lo propuso. A Regina le gusta cocinar, pero su cocina es pequeña e incómoda, por eso no cocina tanto como quisiera, pero accedió a la propuesta de Carlos, con cariño.
El día de la fiesta Regina tenía un día verdaderamente complicado, pero fue previsora y el día anterior preparó el relleno de la empanada y compró los ingredientes para la masa. La mañana de la fiesta, Regina tuvo un par de reuniones complicadas, y la tarde se complicaba aún más, ya que tenía una fiesta de despedida de un compañero de trabajo. Tras las reuniones, Regina fue a casa corriendo y se puso como loca a preparar la empanada. Mientras preparaba la masa, vio un bote de mermelada de fresa para repostería, que compró cuando tenía su empresa de catering, y en un alarde de altruismo, decidió, ¡qué coño!, preparemos también una tarta, total, en el horno hay sitio para las dos cosas.
Regina preparó una empanada y una gran tarta de fresa para la fiesta de clausura de Carlos. Regina estaba realmente contenta, la tarta tenía una pinta estupenda y la empanada también, sabía que a Carlos le iba a encantar y que iba a quedar fenomenal con la gente de su teatro.
Al caer la tarde, Carlos tenía que ir a recoger la tarta y la empanada a casa de Regina. Regina se lo había dejado preparado todo en la cocina, bien empaquetado para que fuera más fácil de transportar, pero como la tarta era una sorpresa, decidió llamarlo para que fuera previsor, y si podía fuera con el coche a recoger las cosas, ya que pesaban bastante. Regina llamó ilusionada a Carlos y le contó lo que había hecho. Y aquí, aquí es donde los planetas debieron de alinearse, porque todo lo que pasó después fue una locura total.
Carlos se puso furioso con Regina por haber preparado la tarta, le parecía un exceso, incluso le insinuó que no la llevaría a la fiesta. Regina se puso muy triste, ya que estaba teniendo un día bastante duro y todavía le faltaba la fiesta de despedida de su compañero de trabajo. Creyó que Carlos tendría un mal día y que se le pasaría. Pensó, que a nadie le podía molestar que hubiera preparado una tarta y se quedó tranquila. Pero cuando Carlos llegó a su casa la volvió a llamar enfadadísimo, le dijo que no se iba a llevar la tarta, que porqué había preparado eso, cuando él sólo quería una empanada, que no era necesario y que no se la iba a llevar. Regina no entendía nada, ¿cómo podía molestarle tanto a Carlos que hubiera preparado una tarta además de una empanada?,
Regina le dijo a Carlos que lo había hecho de forma totalmente altruista, Regina era así, no era la persona más altruista que conocía, pero realmente quería a Carlos y, eso si, Regina cuando quería, lo hacía de verdad y no le costaba nada hacer cosas altruistas por las personas que quería, y sí, era un poco excesiva, pero ella era así y creía que no hacía nada malo siendo como era.
Carlos le dijo que se llevaría la tarta, pero que todo le parecía una mierda.
Tras la fiesta de despedida de su compañero de trabajo, Regina cogió un taxi y fue a la fiesta de clausura del teatro de Carlos. En el taxi Regina llamó a Carlos, él ya no parecía tan disgustado y ella decidió que no le iba a tomar en cuenta lo que había pasado.
Cuando Regina entró en la fiesta, todos la aplaudieron, estaban alucinados con la empanada y la tarta, Carlos, sin embargo, seguía bastante raro.
Carlos le volvió a recriminar el exceso, le dijo que él había quedado como un pelele porque su novia le había preparado tanta comida, que la gente había traído cosas más normales, no paraba de decirle cosas raras, malas. Regina le miró con los ojos llenos de lágrimas y se fue corriendo de la fiesta.
Regina nunca entendió lo que había pasado, y creo que en realidad nunca lo entenderá. No había nada que entender, porque Regina no había hecho en absoluto nada malo.
En el mundo está lleno de gente desagradecida, triste, cobarde, gente contenida, gente que no sabe valorar las cosas hechas porque sí, sin razón aparente. Y es que no siempre las cosas tienen que hacerse por un motivo en concreto, y cuando son así, son realmente maravillosas, son excepcionales e increíbles. Me encanta la gente que hace cosas de forma altruista, que te regala algo porque sí, que te dice que te quiere porque si, que te sorprende porque si, sin pretender tener nada a cambio. Esas personas son las que me gusta tener cerca, las que hacen que mi mundo cobre sentido. Estas pequeñas reflexiones se las dedico a ellas, a mis amigos del alma, esos que con su forma de ser me hacen sentir que entre tanta mierda, todo esto tiene sentido.

LA REALIDAD SIEMPRE SUPERA A LA FICCIÓN


Eso me dice siempre mi mejor amigo, a mi mejor amigo se lo dijo también su mejor amigo, y yo, me lo quedo para siempre a él, y la frase que me hizo descubrir una verdad genial y que transformó mi vida: la realidad siempre supera a la ficción
Recuerdo todavía cuando le conocí, lo recuerdo tan bien, que si cierro los ojos puedo incluso oler la focaccia del catering de la fiesta en la que estábamos.
Cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de lo muchísimo que cambió mi vida esa fiesta, ese día y conocerle. Él, era una proyección de todo lo que me gustaría haber sido, pero no me atrevía a ser, era y es, simplemente genial. Como todas las personas geniales, tiene sus pros y sus contras, la genialidad suele acompañarse de altas dosis de locura y, eso, es lo que nos llevó a vivir, sin duda, lo mejor y peor de nuestras vidas.
A su lado todo era como un parque de atracciones, excitante, divertido, pero también podía llegar a marear e incluso dar un poco de miedo. Yo, estaba enganchada a esa sensación, era increíble. Como él decía, no había fallo, y no lo había, no había caña en balde, no había copa mala y siempre, siempre, al final, resultaba acojonante.
Él, es como una droga, una droga maravillosa que, como decía Rober de Extremoduro, te abrazarías a ella hasta morir y, lo peor es que, te morirías echándote unas risas.
Hoy creo que estoy aquí sentada y, en parte, es por su culpa. Entró en mi vida e hizo una reforma total. Con ella, se perdieron cosas importantes, por lo menos en ese momento yo lo sentí así, ahora haciendo una retrospectiva, pienso, que a lo mejor no lo debían de ser tanto, ya que si no seguirían estando aquí. Lo que sí tengo claro, es que, él, fue el motor de un cambio que tenía que suceder y sucedió. Sucedió como todo lo que sucede a su lado, de forma voluntaria y con una normalidad que, a veces, da miedo.
Él simplemente creyó en mi y yo creí en él, era como volar, volar a donde quisieras, cuando quisieras, y desde ese momento no ha habido nada ni nadie que me haga cambiar esa perspectiva de la vida, porque con él aprendí, que cada uno puede ser lo que quiera y en cierta manera tiene la obligación de hacerlo...eso sí, siempre y cuando no se haga daño a nadie.
A nosotros, sin embargo, se nos fueron las cosas de las manos y en el camino de hacer los sueños realidades nos hicimos daño, un daño irreparable que, de alguna forma, nos hace estar donde estamos ahora...
No quiero dar marcha atrás, como él dice, marcha atrás ni para darme impulso, pero sí echo de menos volar así, de esa forma tan george.
Capítulo 1. La extraña sensación de destino.
Yo siempre he creído que el destino hace de las suyas y de alguna manera está ahí para recordarte que, ciertas cosas pasan, porque realmente tenían que pasar.
Mi abuela una vez me dijo, que si dos personas están destinadas a estar juntas, no importa lo lejos que te vayas y lo mucho que intentes que esa persona se separe de tu lado, si tu destino es estar con esa persona, estarás. El día que me lo dijo, pensé que lo hacía para consolarme, ya que yo estaba hecha una mierda por un novio de la universidad con el que me pasaba la vida discutiendo, pero ahora se que es verdad, y que aunque sus palabras tenían altas dosis de consuelo, también eran reales como la vida misma.
Y así es como sucedió. En realidad, no nos tendríamos que haber encontrado ese día, pero nos encontramos y ahora se que, sin duda, era nuestro destino.
Esa tarde estaba en la casa de puerta de hierro que mi madre me había cedido para que jugara a ser una tipa independiente y madura. Tras sucumbir a los poderes extraterrestres de un comercial de Home English y gastarme 3.000 € en un curso de inglés que jamás haría, me fui a la ducha para arreglarme e ir a un catering en Arturo Soria en el que trabajaba esa noche. En realidad no necesitaba trabajar en el catering, ya que tenía un trabajo muy bien pagado en una agencia de comunicación de moda, pero me encantaba ir, estaba lleno de tíos estupendos, me entretenía y me ganaba un dinero extra para mi antigua etapa de compradora compulsiva. Cuando me encontraba en la ducha con la cabeza enjabonada hasta las cejas, me llamó mi prima desconsolada, estaba hecha mierda, me salí de la ducha con el jabón en la cabeza y me senté en el sillón a escuchar la terrible historia. En ese momento decidí que le daban por el culo a la fiesta de Arturo Soria y le dije que me aclaraba la cabeza y me iba a buscarla. Ella me dijo que no me preocupara, que se iba a cenar con amigos, que fuera al curro y que cuando saliera la llamara. En ese tipo de servicios de catering, suele haber dos turnos de personal, y yo, en principio, terminaba a las doce de la noche, por lo que me daba tiempo a recoger los cachitos de mi prima y pegarlos a base de ron con coca cola y fiesta desintoxicante.
Me fui a Arturo Soria enfundada en un mini vestido negro, para luego salir con mi prima, y entré en la fiesta. Allí estaban todos los chicos del catering, tan guapos con esos delantales negros, entre ellos, estaba él, uno nuevo, que con un morro increíble me hizo una radiografía completa.
Desde el principio, él, hizo un despliegue total, tiempo después me di cuenta que era algo habitual , y me trató como una reína toda la noche. Yo, sin embargo, aunque me parecía maravilloso, estaba preocupada por mi prima y no veía el momento de largarme a recogerla. A eso de las once y media, la llamé, pero no me contestaba, la llamé mil veces y de repente mi móvil se apagó…horror.
Ahí es donde el destino hizo de las suyas, nadie tenía un cargador para mi móvil, nadie tenía movistar y yo no me sabía su teléfono de memoria. Tampoco sabía como localizarla, o sea, que cuando me dijeron si me quería ir en el primer turno, dije que no y me quedé en la fiesta.
Esa noche recuerdo que un chico del catering, un poquito gordito, me perseguía y cantaba canciones, también intentaron ligar conmigo los de la orquesta, una pandilla de chavales que imitaban a los Beatles, los Brandies, y que tiempo después acabaron en mi casa en una noche realmente surrealista, bueno, pero esa es otra historia.
El servicio de catering, era para un francés forrado directivo de Carrefour, que al parecer era un loco del golf y los Beatles, supongo que por eso trajeron a los Brandies y regalaron palitos de golf de juguete y pelotitas a todos los invitados…creo que todavía tengo por casa algún palo y pelotas de ese día.
La fiesta fue terminando y empezamos a recoger, en un momento de la recogida, el que es ahora mi mejor amigo, me cogió y abalanzó en una especie de corral de conejos que tenía, en la parte de atrás de la casa. el tipo del carrefour; no fue muy romántico, pero me había bebido tantas copas de champán, que me pareció muy dulce y maravilloso.
La noche llegó a su fin y todos nos organizábamos para volver a casa, ya eran las cuatro de la madrugada. El gordito, que me cantaba, estaba ofuscado, porque me había liado con otro, pobre, los Brandies me propusieron seguir de fiesta por Madrid y algunos camareros jugaban en la calle con los palos de golf. Yo no tenía ni coche ni carnet, tampoco me apetecía irme con los pseudobeatles a ninguna parte, o sea que, dependía de que algún camarero maravilloso, me llevara a casa. Fue entonces cuando George se me acercó y me preguntó dónde iba, ¿dónde iba a ir?, Obviamente me iba a mi casa, pero sin darme tiempo a responder, él me dijo…me voy contigo, le miré extrañada, y sin dejarme responder, una vez más, me dijo, me voy contigo donde tú vayas. Y es que él es así, es mi hombre del Carpe Diem, es Georg Diem.
Esa noche fue genial y la mañana también. Dos días después, él se iba a Ibiza a trabajar todo el verano, era su primera vez en Ibiza. Me dijo que se quedaba conmigo, que no se quería ir… que tierno y que irreal, no sabía que Ibiza no permitía ese tipo de promesas; pero que casual también, porque yo tengo una casa en Ibiza e iba todos los años en vacaciones, le dije que disfrutara, que iría a verle y nos despedimos.
Esa tarde me fui con, una de las que en esos momentos era, mi mejor amiga y compañera de piso, ella fue un daño colateral de mi relación con George, pero como decía antes, no debía de ser tan fuerte nuestra amistad, porque hoy ya no está. Esa tarde le dije a María, que había conocido al hombre de mi vida, ella se descojonaba, normal, se supone que era un polvo más, una noche, pero yo sabía que no, lo presentía y le dije una frase que jamás olvidaré: María, este tío es el hombre de mi vida, lo se, y me va a hacer llorar, me va a hacer llorar tanto…
El mes siguiente, mis amigas y yo preparamos nuestro viaje a Ibiza, nos íbamos diez días a la isla maravillosa, en mi tripa siempre me quedaba esa noche y él, aunque también pasaron mil historias maravillosas durante ese mes, no vienen al caso ahora, pero casualmente, de alguna forma, tenían que ver con él y el destino que nos esperaba.
Una semana antes de nuestro viaje me llamó, hacía un mes que no hablaba con él, y ese era nuestro pacto, yo le dije que no quería que nos llamáramos, que cuando llegara a Ibiza le llamaría, pero me llamó, y me dijo lo que quería escuchar, te estoy esperando…
Una semana después nos fuimos a Ibiza, con esa emoción irracional que me taladra el estómago cada vez que se, que voy a mi isla divina y mágica,. Esa tarde, ya en Ibiza, mirando la puesta de sol y es vedrá en cala conta, le llamé, y allí estaba él, al otro lado, tan cerca. Ya era tarde y las chicas estaban cansadas, él curraba en la escollera, un restaurante en Escavallet, quedamos entonces para ir a la playa el día siguiente, era su día libre.
Al día siguiente no me llamó, creí que la magia quizá no era tanta y que bueno, a veces, las mujeres pensamos esas gilipolleces, no es nuestra culpa, creo que lo llevamos en los genes, el gen de la cursilería y la ñoñez. Estaba tan a gusto con mis amigas, que me importó, pero tampoco lo suficiente como para eclipsar mis vacaciones, le llamé, pero su móvil estaba apagado.
Esa tarde me llevé a las chicas al puerto de Ibiza y me pasó lo que nunca me había pasado en mi isla divina, me perdí por unas calles rarísimas, y de repente, en medio de una calle cortada, le ví, no lo pude evitar y saqué la cabeza por la ventana y grité su nombre, estaba más delgado y llevaba el pelo rapado.
Salí del coche corriendo, y me quedé paralizada delante de él, no podía hablar, él, sin decirme nada, me cogió de la mano, me dió un beso y me contó al oído que había perdido el coche y el móvil, él es así, pierde cosas, por eso no me había llamado.
Y allí, en medio de ninguna parte, perdidos, nos encontramos una vez más…y le miré y supe que jamás me separaría de él, porque de alguna manera y forma, sin él hay ciertas cosas que son imposibles.
Desde ese momento, nuestras vidas, las de todos, dieron un giro total. Hoy, después de cinco años, aquí sentada, pienso en ello y una sensación de vértigo me inhunda el cuerpo, porque se que, esa noche lo cambió todo, se abrió una puerta hacia el infinito. Es verdad que, al abrir esa puerta, se cerraron muchas, muchísimas otras, pero esa, esa es otra historia...
Para ti, pequeño George.