lunes, 28 de diciembre de 2009

UN DÍA DESCUBRÍ A PANERO...



Cicatrices y ojos que rieron hasta llorar, que lloraron simplemente y vieron más allá de lo simple
Espaldas llenas de gemidos, de noches que se convierten en días y atardeceres
Manos en las que no caben guantes, bocas en las que no caben más palabras y gargantas desechas
Piernas que se cruzan con pies y en la oscuridad se encuentran sin buscarse
Destinos que se juntan por terceros y cuartos en quintos pisos
Música de soslayo en un rincón lleno de cielos violetas
La pared parece de plata y hay ventanas que son sombras y sombras que no son nada
Restos de poesía se desvanecen con la mañana y la luz dibuja tu cuerpo en silencio
Ombligos desnudos en un despertar conjunto, libros abiertos y humo compartido
Lo débil se hace intenso mientras el verano se convierte en otoño y de repente me sorprendo echándote de menos
Nostalgia de cosas que no son y aún así se extrañan y es extraño por lo poco extraño que es que no sean extrañas

Amigo, te encontré en un atardecer en un césped en el que no te esperaba…

miércoles, 23 de diciembre de 2009

INCONTINENTE


Digo cosas que no quiero decir. La sensación es una puta mierda.
Sentada en los restos de anoche, una colilla se queda pegada en mi codo mientras la resaca me apuñala el alma en forma de tristeza absurda.
Intento vestirme para mi cena pero tengo ganas de vomitar y me quedo tumbada en el suelo. Nunca entenderé el gotelé de mi techo, pero me quedo mirándolo embobada, mientras la noche de ayer me bombardea el cuerpo en forma de taquicardia. Intento pensar y en el esfuerzo un escalofrío me traslada a mi maravillosa velada nocturna de incontinencia verbal. No entiendo nada, quizá no tenga nada que entender, pero entender es algo que me gusta. Una sensación de profunda imbecilidad me recuerda lo bonito que es el silencio y lo mucho que llevaba sin escucharlo. Cierro los ojos para ver mis pensamientos y decido hacer un pacto conmigo misma de mutismo y reflexión. Sigo con la colilla pegada en el codo y extrañamente no me importa demasiado, soy incapaz de moverme. En mi quietud divago sobre los pensamientos que se hacen palabra y una sensación de desnudez me enseña cosas de mí que desconocía. Empiezo a quedarme congelada, pero sigo quieta. Suena el teléfono, suena muchas veces, pero he decidido no ir a ninguna parte y dejo que suene. Abro los ojos y el gotelé me regala imágenes interesantes, entre ellas hay una que me recuerda a Marvin, el robot de la Guía del Autoestopista Galáctico, pienso en Marvin.
He logrado mover mi brazo y la colilla se ha desprendido de mi codo sola, mi gato la mira y se pone a jugar con ella. Sin la colilla en mi codo, amoratada por el frío y con una pierna medio dormida, decido levantarme. Llevo muchas horas en el suelo.
Digo cosas que no quiero decir, la sensación es extraña...

Para los que no hayáis visto La Guía del Autoestopista Galáctico, aquí os dejo un enlace.
http://www.divxonline.info/pelicula-divx/1391/Guia-del-autoestopista-galactico-2005/

¡¡Feliz Navidad!! y temazo de los Funky Lowlives.