Los domingos son días de descanso, por eso nos fuimos a comer tranquilamente con Uma a su casa de Naplos. Allí disfrutamos del descanso de la sombra en las palmeras y las relajantes y templadadas aguas termales.
Comimos algo ligero y nos pusimos la peli de Tideland del director Terry Guilliam, os la recomiendo...hablando de Terry Guilliam, os recomiendo varios títulos más de este fabuloso director: Miedo y Asco en las Vegas, Brazil y Doce Monos.
Los domingos, esos días del señor, Tideland y varios dibujos de tatuajes después, nos tiramos a las calles de Barnia a escribir, un día más, una crónica surrealista.
Uma se quedó en casa, es lo que tienen las super estrellas de Hollywood, tienen días y momentos en el día, ser genial...nadie dijo que era fácil.
Laura y yo somos mortales y bastante peligrosas y empezamos la noche mojito en mano en la zona del Raval. Un par de mojitos nos impulsaron hasta Rita Lounge en la Plaza Gardunya, los mojitos están increíbles, para picar os recomiendo el guacamole con pollo y wasabi sobre un nido de yucas, los tomates verdes fritos y de postre el B-coco, una bola de helado de coco sobre mangarocca y trufas. El sitio es bonito y calidad precio está bien, eso sí, las raciones son pequeñas, si tenéis mucha hambre no os lo recomiendo.
Tras nuestra cena nos fuimos a Ambar, un sitio bastante chulo que está en una de las esquinas de la Rambla del Raval, seguimos a mojitos, por no mezclar, pero podéis tomar buenas copas a un precio razonable, la decoración me recuerda a un pequeño garito que descubrimos en Berlín.
Laura trabaja mañana, pero nos miramos y con ese veneno que llevamos dentro, decidimos irnos a bailar a City Hall un garito que no duerme en la Rambla de catalunya, 4. Al principio no estábamos muy convencidas de entrar, yo, vestido de casa de la pradera, Laura, sacada de una jaima de formentera y todos los que entraban, como decirlo, demasiado maqueados.
Al final y tras la recomendación del puerta ruso, decidimos entrar, queríamos funky, pero se estaban pinchando un electro cojonudo. El garito petado, un campo de nabos y mucha niña mona de Barcelona.
Entonces empezó el espectáculo, no se si fueron los vestidos de niña buena y mi lauris jaimeada, el pasotismo que tenemos y esa relajación tan a nuestra bola que nos caracteriza, pero de repente todos los tíos del garito, sin excepción, estaban con nosotras. Creo que no hubo un sólo pive que no se nos acercara esa noche. La verdad, es que tras mi viaje a cataluña profunda y las islas griegas, me apetecía bailar, estar con lauris a mi bola, pero, como siempre, los planes variaron.
Tras varios pesados y agobiantes, decidí hablar, por fin, con el grupo alternativo de tíos chupadores de M. Debían de ser unos incondicionales del garito, porque sólo cuando estaba con ellos, los depredadores se calmaban y me dejaban un poco más a mi bola. Un episodio con unos hermanos brasileños y varias copas despúés, mi pequeña vislumbró a su hombre de la noche. Lo llamo hombre, por decir algo, porque yo ceo que no tenía más de 19 años. El prepuber, la verdad, era muy mono, muy Lauris, con sus rastitas y un pedo infernal. Lauris bailaba cerca de él, entre tanto, un grupo de tíos bastante rancios me apartaron a una esquina del local. Allí estaba yo, con los encamisados musculosos. Uno de ellos me empezó a explicar que eran Mossos D'squadra, de pronto se cuadraron los cinco, me rodearon y me enseñaron las placas. Menudo susto, coño. El superior, me empezó a decir, que estaban allí para protegerme, que veían que había mucho tío agobiándome y que estarían vigilando y protegiéndome el resto de la noche...y yo, ojiplática perdida, casi me desmayo, menudos tarados. Les agradecí los servicios de guardaespaldas y cual reina del pop me largué rápidamente a contarle a Laura el episodio plutoniano.
La noche no podía ser más divertida, me dirigí al encuentro de los alternativos bajo la mirada protectora de mis mossos particulares. Fernando me cayó fenomenal, es escultor y un tío cachondísimo que flipaba bastante con la situación, Miquel, de lejos miraba. Laura no terminaba de cazar al rastitas prepuber, así que decidí ejercer de hermana mayor. Me acerqué al rastitas para presentarle a Laura, con tan mala pata, que el chaval se me tiró encima como un pulpo. Tras una lucha bastante alcóholica conseguí despegarme a Luka y lanzarlo sobre mi pequeña, que no le hace ascos a esas cosas y le agarró cual medusa desapareciendo en la profundidad de la pista de baile. Mis alternativos que no perdían detalle me rescataron, en parte, de esa situación tan cómica. Me puse a hablar con Fernando, que llevaba una gorra muy cachonda y bailamos un rato con el resto de sus colegas. En un momento de despiste, un grupo de tíos me cogió y me pidió que me hiciera fotos con ellos, al fondo los mossos se acercaba con cara de seguratas, yo les miré y les hice señales de ok, para que se quedaran tranquilos, me sentí un poco monárquica.
Fotos después, ya eran las seis de la madrugada, Laura, estaba con Luka en algún rincón y yo me tropecé con Miquel, por fin. La verdad es que no se le veía una luz, pero estaba bueno de pelotas, Fernando me miró trágico y decidí que no crearía conflictos entre colegas, por lo menos de forma obvia. Miquel me dijo algo al oído difícil de evitar, cinco minutos después lo llevamos a cabo.
Ya estaban cerrando y me fui con Fernando a bailar el temazo de cierre, Laura desaparecida.
Garito chapado y todos a las calles, Los de sant Cugat con propuestas demasiado peligrosas, los mossos de lejos me seguían silentes y Miquel y Fernando cada uno a un lado. Laura aparece con Luka y decido que es hora de irnos, Fernando me da una rosa y le da 100 € a Miquel...Sus otros tres colegas alternativos detrás. Los tíos tarados se habían apostado 100€ cada uno para darme un beso, Miquel ganaba 500 €, Fernando me mira y me sonríe, yo estoy alucinando, creo que me he escapado de la serie 90210.
Miro la estampa: Con la rosa en la mano, los mossos a mi espalda, los alternativos y sus apuestas, el alemán, los brasileños, los estirados y Laura con el italiano colgado comiéndose la boca...Miquel me abraza, le miro perpleja, Fernando se aleja, me da pena, le cojo y le doy un beso, así ganan la apuesta los dos, que se repartan la pasta y se la fundan a mi salud.
Me despido con un saludo, muy de infanta, de todos los incondicionales de mi noche, cojo a Laurita y nos marchamos hacia Gracia flotando en esa autoestima tan de Barnia y sus noches mágicas. Ya empieza a amanecer, por el camino de vuelta, echo de menos la sonrisa de mi chico lindo, dónde estará?
Adoro esta ciudad.
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