A estas alturas del partido, todos hemos tenido alguna relación. Algunas mejores, otras peores, pero, en definitiva, relaciones. Cuando comienzas una nueva relación, de alguna forma, siempre quedan estigmas de las anteriores, y de forma más concreta, de la inmediatamente anterior. Algunas veces esas marcas son mentales, otras físicas...porque... ¿quién coño te mandó ponerte el pelo de esa forma? o, ¿desde cuando te gusta tanto el fútbol? ¿No te daban miedo las alturas?, ¿Por qué haces parapente?. El amor, es así, nos transforma en criaturas realmente sorprendentes. Ese cambio es como una especie de planta trepadora, al principio, parece preciosa, es maravilloso verla crecer por la pared de tu terraza, y de repente, de repente un día la pared está podrida y ¡zas!, se derrumba y se hace arena.
Esta es una historia sobre los roles femeninos, no es que los hombres no sigan estos roles, en algunos casos también, pero indudablemente, somos diferentes y en algunos casos, esta diferencia es, simplemente, genial.
CAPÍTULO 1. EL MOMENTO EN QUE DEJAS DE SER TÚ, PARA SER NOSOTROS.
Para mí, ese momento, ese momento es el más cursi y jodido de toda relación. Es ese instante en que te ves diciendo a tus colegas cosas como:
"No, es que a nosotros no nos gustan las películas de acción"
"No, es que a nosotros no nos gustan los productos precocinados"
Y así podría seguir hasta el infinito, pero sería demasiado bochornoso, con un par de ejemplos, creo que es más que suficiente.
Es el principio, todo es maravilloso, es una espiral llena de color...
La compra, la compra es un cúmulo de frases del tipo, "voy a comprar leche entera, que le gusta a mi cari", tú hace tres años que no bebes leche, " A mi gordito le encanta el cerdo empanado", pues nada, dos kilos para el carro, da igual que seas vegetariana, no importa, no importa nada.
Entonces tu dieta se convierte en cerdo empanado, huevos fritos, patatas, aceitunas, cerveza y grandes dosis de bollería industrial, es el amor.
Otro momento bastante interesante es en el que decides, porque en un 99% de los casos esas cosas sólo las decidimos las mujeres, que no puedes hacer nada sin tu apéndice "media naranja", se acabaron las noches con tus colegas en casa viendo películas de comedia romántica jodidas, las llamadas a media noche de la amiga con problemas, esas noches con tu amigo del alma en casa hablando de lo mismo de siempre, esa noche con tu amiga del alma con la que te emborrachas y lloras por gilipolleces, bueno, un sin fin de cosas, que dejas de hacer porque, obviamente, son incompatibles con tu "otro yo". Te vuelves, básicamente, imbécil y empiezas a hacer cosas extrañas como cocinar toda una tarde, invitar a los colegas de tu novio a ver el fútbol a casa, ver películas de Jackie Chang, lo de Jackie Chang, a mí personalmente, me dejó bastante traumatizada...concretando, horrible.
La experiencia dicen que es un grado, no lo dudo, yo particularmente si sirve de consejo, opto por la pareja como equipo. ¿Dejar de hacer todo lo que te hacía ser tu misma?, no, error garrafal, es uno de los errores de pareja más comunes y que creo que todos en algún momento de enajenación mental cometemos. Es maravilloso tener parcelas exentas de "nos", además en este momento que vivimos en los que el compromiso es una especie de enfermedad del que la mayoría huímos, es importante mantener nuestra personalidad, nuestra esencia, porque cuando las cosas se acaban, y salvo excepciones maravillosas y extrañas, se acaban, no estaremos meses intentando encontrarnos a nosotros mismos, una vez más. Conozco a muchísimas personas, que cuando terminan una relación, se quedan como zombis, vagando por el mundo sin saber quienes son y a dónde van y es que llevan tanto tiempo siendo nos, que en el camino se olvidaron que ser uno mismo es genial. Creo que el amor no es renunciar, es compartir, es crecer en un flujo bidireccional de experiencias cojonudas y si se termina, nos quedaremos con todo eso que aprendimos y seguro que nos dará resortes para enfrentarnos al mundo con nuevas perspectivas. Bueno, es solo una opinión personal.
Esta es una historia sobre los roles femeninos, no es que los hombres no sigan estos roles, en algunos casos también, pero indudablemente, somos diferentes y en algunos casos, esta diferencia es, simplemente, genial.
CAPÍTULO 1. EL MOMENTO EN QUE DEJAS DE SER TÚ, PARA SER NOSOTROS.
Para mí, ese momento, ese momento es el más cursi y jodido de toda relación. Es ese instante en que te ves diciendo a tus colegas cosas como:
"No, es que a nosotros no nos gustan las películas de acción"
"No, es que a nosotros no nos gustan los productos precocinados"
Y así podría seguir hasta el infinito, pero sería demasiado bochornoso, con un par de ejemplos, creo que es más que suficiente.
Es el principio, todo es maravilloso, es una espiral llena de color...
La compra, la compra es un cúmulo de frases del tipo, "voy a comprar leche entera, que le gusta a mi cari", tú hace tres años que no bebes leche, " A mi gordito le encanta el cerdo empanado", pues nada, dos kilos para el carro, da igual que seas vegetariana, no importa, no importa nada.
Entonces tu dieta se convierte en cerdo empanado, huevos fritos, patatas, aceitunas, cerveza y grandes dosis de bollería industrial, es el amor.
Otro momento bastante interesante es en el que decides, porque en un 99% de los casos esas cosas sólo las decidimos las mujeres, que no puedes hacer nada sin tu apéndice "media naranja", se acabaron las noches con tus colegas en casa viendo películas de comedia romántica jodidas, las llamadas a media noche de la amiga con problemas, esas noches con tu amigo del alma en casa hablando de lo mismo de siempre, esa noche con tu amiga del alma con la que te emborrachas y lloras por gilipolleces, bueno, un sin fin de cosas, que dejas de hacer porque, obviamente, son incompatibles con tu "otro yo". Te vuelves, básicamente, imbécil y empiezas a hacer cosas extrañas como cocinar toda una tarde, invitar a los colegas de tu novio a ver el fútbol a casa, ver películas de Jackie Chang, lo de Jackie Chang, a mí personalmente, me dejó bastante traumatizada...concretando, horrible.
La experiencia dicen que es un grado, no lo dudo, yo particularmente si sirve de consejo, opto por la pareja como equipo. ¿Dejar de hacer todo lo que te hacía ser tu misma?, no, error garrafal, es uno de los errores de pareja más comunes y que creo que todos en algún momento de enajenación mental cometemos. Es maravilloso tener parcelas exentas de "nos", además en este momento que vivimos en los que el compromiso es una especie de enfermedad del que la mayoría huímos, es importante mantener nuestra personalidad, nuestra esencia, porque cuando las cosas se acaban, y salvo excepciones maravillosas y extrañas, se acaban, no estaremos meses intentando encontrarnos a nosotros mismos, una vez más. Conozco a muchísimas personas, que cuando terminan una relación, se quedan como zombis, vagando por el mundo sin saber quienes son y a dónde van y es que llevan tanto tiempo siendo nos, que en el camino se olvidaron que ser uno mismo es genial. Creo que el amor no es renunciar, es compartir, es crecer en un flujo bidireccional de experiencias cojonudas y si se termina, nos quedaremos con todo eso que aprendimos y seguro que nos dará resortes para enfrentarnos al mundo con nuevas perspectivas. Bueno, es solo una opinión personal.
Para mi querida amiga Fátima, para que encuentre el tesoro que le pertenece.
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