jueves, 25 de diciembre de 2008

¡FELIZ NAVIDAD!


El tiempo pasa muy despacio cuando tu coche se precipita contra un muro, pasa realmente despacio.
Hoy me he levantado como si un tren de cubatas me hubiera arroyado anoche, un tren de cubatas del peor garrafón. Todo sería lógico, si no fuera porque ayer no probé una gota de alcohol, y es que cuando tu cuerpo se precipita contra un muro en un coche a 30 kilómetros por hora, la hostia no se nota hasta el día siguiente, el garrafón y los accidentes leves tienen mucho en común. En cierta manera, me arrepiento de haberme perdido ayer el pedo de nochebuena y el exquisito champán con el que mi madre nos agasaja todos los años, también me arrepiento de haber pedido zumo de piña en el garito de anoche y de no haberme premiado con grandes dosis de metanol para compartir, hoy, una resaca normal con el resto de los españoles.
Para colmo de todos mis males, ayer me perdí el discurso de Su Majestad, que hoy leo en Adn.es nos anima a arrimar el hombro con los más desfavorecidos y a luchar con ética contra la crisis. Como es navidad, todos los partidos políticos se ponen de acuerdo y apoyan a nuestro "querido y singular monarca" en su mensaje de optimismo: "Juntos podremos vencer los problemas y las dificultades". Si no fuera por el dolor de costillas, creería que me han abducido los guionistas de una telebazofia americana de los noventa. Y mientras nuestro Juan Carlos nos manda su particular comunicado de esperanza y unidad ante el desastre, Benedicto XVI nos advierte que el mundo se encamina a la ruina y nos anima a ser solidarios, eso sí, lo hace sentadito desde el balcón central de la Basílica de San Pedro cargado de oros hasta las cejas. Estoy pensando seriamente en volverme punki y retirarme a la sierra de Gredos a criar caracoles. Creo que, este año, Los Reyes Magos vienen cargados de miedo, mierda y un poquito de incienso para disimular el olor. ¿Realmente estamos tan jodidos? Que hay crisis, la hay, que nos estamos cargando el planeta, pues sí, pero no mucho más ni menos que hace un año. Creo que a unos cuantos todo este rollo les viene muy bien y es que, no hay nada mejor que el miedo para tener a la masa contenida y controlada. A mí, personalmente, este embolado me da un yuyu tremendo.

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