miércoles, 3 de diciembre de 2008

NEGANDO A HUME CON LAS MANOS LLENAS DE PEGAMENTO.


Hoy me siento un poco trascendental, filosófica y mística. Y en una paja mental importante, estoy sentada intentando definir mi momento vital. Estoy pensando en Hume, pienso muchas veces en él y en su crítica del principio de la causalidad. Ahora bien, ¿qué tiene qué ver eso con mi momento vital? , espero irlo descubriendo a medida que escribo, aún no lo tengo muy claro.
Hume expone que tendemos a dar por hecho muchas cosas que no lo son tanto, el principio de causalidad, sólo tiene valor aplicado a la experiencia, a objetos y situaciones de los que tenemos una impresión, sólo tiene pues, valor en el pasado. De aquellas situaciones que puedan ocurrir en el futuro no tenemos impresión ninguna.
Basándonos en la inferencia causal, aplicamos de forma patatera nuestra predicción de los hechos futuros, proyectamos e incluso osamos a afirmar cosas sumidos en la trágica y tan romántica “conexión necesaria”. Así pues, nos entregamos al conformismo de la experiencia. Es muy grato, sin duda, maravillosa autocomplacencia el pensar que cuando golpeas una bola contra otra, el resultado es un choque entre ambas.

Pasándome por el arco de Trajano la teoría de nuestro estimado Hume, hoy me siento totalmente empática con la gente que, basándose en la reflexión del principio de causalidad, ve la realidad y la causa de mil cosas; y no sólo las ve, si no que provoca que sus reflexiones se materialicen apoyándose, únicamente, en la teoría de la “conexión necesaria”.

De repente imaginas que puede llegar a pasar si metes dos bolas de billar dinámicas llenas de pegamento en una caja de un metro cuadrado (parto de la base, que es difícil encontrar dos bolas de billar dinámicas llenas de pegamento). Yo apuesto, a pesar del cariño y respeto que siento por Hume, que esas dos bolas de billar acabarán chocando y como las bolas de billar dinámicas llenas de pegamento son elementos excepcionales, puede que se queden pegadas un buen rato.
Es entonces cuando surge la noción de “lo que comienza a existir”, un nuevo concepto diferente y extraordinario surgido de la inferencia causal de una persona muy lúcida. El producto derivado de las bolas de billar dinámicas unidas con pegamento:
La mega bola de billar dinámica y pegotosa.

Y así…

La noción de “lo que comienza a existir” está, como todas nuestras otras nociones, llena de virtualidades, de potencialidades que sólo la reflexión filosófica, no reducida solamente al análisis conceptual, puede desentrañar. Si la consideramos a la luz del principio de “razón de ser” o “razón suficiente”, que dice que “hay una razón suficiente de que lo que es, sea, y sea como es”, comprenderemos:

1) que la cosa que comienza a existir no puede ser ella misma la razón suficiente de su venida a la existencia, porque entonces habría debido existir antes de existir, o habría debido serlo cuando aún no existía, todo lo cual va contra el principio de no contradicción
2) que por tanto, otra cosa distinta de ella ha debido ser esa razón suficiente de la existencia de esta cosa, o sea, que ha debido, necesariamente, tener una causa.

El “tener causa”, entonces, es una “propiedad”, cuarto predicable, de “lo que comienza a existir”, que está dada en potencia, no en acto, en la idea de “lo que comienza a existir”, que no puede, por tanto, ser encontrada ahí por el solo análisis de lo que está actualmente comprendido en esa idea, y que, como los colores se hacen actualmente visibles al contacto con la luz, se hace actualmente inteligible, en la conexión necesaria de su sujeto con ella, a la luz del principio de “razón de ser” o “razón suficiente”.


Ja! Ahí queda eso...



4 comentarios:

jharo dijo...

tú flotas, tía

Anónimo dijo...

¿No estarás fumando demasiado?

LADANI dijo...

No me juzge señor Haro, ya sabe usted, que hago lo que me sale de las bolas(de billar dinámicas y pegotosas), ahí radica el encanto.
Prometo ser más ligera la próxima vez.

Fátima dijo...

Baby!
me he perdido... mira que suelo leerte, reirme y entender... pero entre Hume, las cosas que empiezan, el pegamento y no sé qué más... ains, ains! Absolutely lost!!!

Ilumíname!
Un besote